MANIFESTO DA DIRECÇÃO: Este blogue “www.sortesdegaiola.blogspot.com”, tem como objectivo primordial só noticiar, criticar ou elogiar, as situações que mais se distingam em corridas, ou os factos verdadeiramente importantes que digam respeito ao mundo dos toiros e do toureio, dos cavalos e da equitação, com total e absoluta liberdade de imprensa dos nossos amigos cronistas colaboradores.

quarta-feira, 12 de agosto de 2015

Não gosto de corridas mas de ANTIS ainda gosto menos...

No me gustan las corridas de toros, pero el fanatismo antitaurino aún me gusta menos

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En una lamentable demostración de pésima calidad humana, ayer no pocos fanáticos antitaurinos se lanzaron en Twitter a celebrar la cornada, llamando “asesino” al torero. Algunos mensajes incluso deseaban la muerte de Rivera. En el colmo del mal gusto y de la vileza, una sección de UGT Sevilla enlazó una imagen para celebrar la cornada, imagen en la que se ve a un toro arrancándole los órganos sexuales a un torero. Hace falta ser muy miserable para mofarse así de la desgracia ajena. Me pregunto qué dirían en ese sindicato afín al PSOE si un provida celebrase un accidente de cualquier dirigente ugetista alegando que la UGT se ha declarado a favor del aborto. La diferencia, claro está, es que ser provida implica respetar la vida humana, incluso la de auténticos miserables. Sin embargo, y por lo que estamos viendo, ser antitaurino no está reñido con ser antihumano, es decir, apreciar a los toros y a la vez mostrar un alarmante desprecio por las personas.
A mí nunca me han gustado las corridas de toros. No me gusta ningún tipo de espectáculo que tenga como razón de ser provocar la muerte a un animal por placer. Por eso tampoco me gusta la caza deportiva. Pero no soy ecologista y no considero que los animales tengan derechos humanos. No estoy a favor de prohibir ni la caza ni las corridas de toros, y menos aún en una sociedad en la que los animales están cada vez más protegidos y los seres humanos lo están cada vez menos. Hace unos días ya me referí aquí al caso del león Cécil, cuya muerte ha despertado mucha más atención que esa tercera parte de habitantes de Zimbabue que pasan hambre, una lacra que acaba con las vidas de miles de ellos cada año. Creo que maltratar a los animales nos hace peores personas, pero desear la muerte de otros seres humanos o mofarse de una cornada demuestra que ciertos ecologistas -o más bien habría que llamarlos ecofanáticos- son mucho peores personas que esos toreros a los que denigran. Que un león, un toro o cualquier otro animal les importen más a esos individuos que otros individuos de su propia especie es algo que sólo cabe enmarcar en esa mezcla de estupidez y de diarrea moral en que se ha convertido el pensamiento débil, hijo del relativismo. Se empieza cuestionando que ciertos seres humanos sean humanos -en particular los niños por nacer-, y se acaba mostrando más piedad por cualquier animal que por seres humanos, hayan nacido o no. Con el rechazo que me provocan las corridas de toros, me provoca aún más rechazo que me llamen “antitaurino” y que me puedan confundir con esos fanáticos.