La inquisición fue una época medieval en la que perseguía las herejías, vamos, básicamente se perseguía hasta condenarlos a muerte a aquellos que iban en contra del único dogma eclesiástico establecido.
Como se suele decir coloquialmente hablando o piensas, haces y dices lo que te imponemos o te pasamos por la horca o la hoguera.
Bien, pues salvando las distancias, por lo menos de momento, y ahora que todo el mundo racional se echa las manos a la cabeza al ver el acoso, coacciones, boicots e incluso agresiones en Cataluña de quienes no están de acuerdo con la independencia, siendo conscientes de que la convivencia, muchas veces avivada por ciertos políticos, se hace insostenible, deberían saber que todo ello es lo que llevamos años soportando los profesionales y aficionados taurinos, una auténtica caza e incitación organizada al taurino. Aunque socialmente parece ser que si no perteneces directamente al sector es políticamente incorrecto denunciar este acoso porque de tauromaquia se trata, siendo igualmente todo ello un presunto delito de odio, tal y como se establece en el Código Penal y que debería ser condenado por cualquier persona cívica que quisiera vivir con respeto e inclusión.
Lo vivido por mi persona al visitar un colegio para hablar de los valores de la tauromaquia, es una aguja en un pajar, y ademas como profesional lo asumo dado que por desgracia ya va implícito en el sueldo. ¡Una aguja en un pajar, SI!, si analizamos y sacamos a la palestra lo acaecido en los últimos años, y lo sufrido por los taurinos de parte de animalistas-radicales, muchas veces amparados, o no reprobados por algunos políticos y medios de comunicación.
Boicots y odio a marcas que decidieron apostar por un evento taurino con su patrocinio, coacciones a escasos metros de las plazas de toros para minar la asistencia de espectadores, presión a empresas que contratan a aficionados taurinos para que estos sean despedidos, amenazas en redes sociales, agresiones a aficionados taurinos, quema de casas de periodistas taurinos, y un largo etc que ha llegado alterar la extrema paciencia de aficionados taurinos en alguna de las ocasiones.
Es paradójico ver como aquellos que quieren atribuir derechos de personas a los animales se deshumanizan queriendo acabar con su propia especie como si de la inquisición se tratara, imponiendo, y no valiendo para ellos nada mas que su dogma animalista único. Es obvio que la sociedad progresa como ha ido progresando la tauromaquia a lo largo de su historia, es obvio que las industrias animalistas están usando sus potentes campañas de marketing para generar necesidades de humanos en animales y así enriquecerse a cosas de la inconvivencia de los seres humanos, que se aprovechan de sus lobbys para intoxicar a la sociedad, a los medios de información y a los mandatarios que gestionan cualquier forma de gobierno para cargar contra la tauromaquia y sus adeptos. Pero no por ello debemos “matarnos” y dejar de convivir entre nosotros independientemente de como pensemos, vivamos o a donde pertenezcamos.
Los taurinos no buscamos guerra, tan solo pedimos respeto; pues las ideas no se imponen se proponen, y que toda aquella persona racional y cívica que viva en la faz de la tierra sea capaz de condenar cualquier delito de odio entre seres humanos.
Por Imanol Sánchez.
