Es madrileño con ecos de extremadura, y en su mirada noble concentra toda la sabiduria del toro, todo el puder y derrocha inteligencia y generosidad a partes iguales.
Cuando torea El Juli no importa el toro, sea bueno o maló él lo hará bueno, le valen todos y cada uno de sus oponentes, y a todos les hace faena.
Juli es un torero grande. Poderoso, entregado, de los que siempre estan. Además, ha nacido con la suerte de ser tan bueno torero como buena persona.
Llamó Felligrés a la primera de sus fincas, porque Felligrés danzó con él en aquél baile que le congratulò con el triunfo.Y en ese gesto ya demuestra toda su bondad...
El Juli és un previlegio, y una conversacion con él alimenta el alma.
Cristina Padin